BARRY LYNDON, LA NASA Y NAPOLEÓN

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Creo que la novela perfecta para llevar al cine no es una historia de acción, sino una que se centre en la vida interior de los personajes. Así, el adaptador tendrá una orientación perfecta acerca de lo que éstos piensan o sienten en cada momento”. Stanley Kubrick.

Quizá sea la película (entre sus pocas obras) menos recordada, la más infravalorada. Pero no por ello, Barry Lyndon (1975) deja de ser una obra maestra del cine y una película innovadora. Una cinta que nace del frustrado intento por el director del Bronx de no conseguir la financiación para la que en un universo paralelo, habría sido otra de las grandes obras del cine, Napoleón. Con el gusanillo de seguir creando una gran obra histórica, la novela picaresca de William M. Tackeray Memorias y aventuras de Barry Lyndon (1844), vida y aventuras de un irlandés buscavidas y algo sinvergüenza.

La característica obsesión del director por buscar la perfección en cada aspecto de sus cintas afectaba siempre a sus producciones. Para Barry Lyndon se copiaron trajes del siglo XVIII (la fase de preparación del vestuario se alargó 18 meses), se confeccionaron pelucas con pelo de novicias italianas que hacían sus votos, y se filmó todo en exteriores, incluso el rodaje se tuvo que interrumpir por momentos debido a las amenazas del IRA (gran parte del metraje se rodó en Irlanda). Y se innovó, claro que se innovó, con un atrevido y pionero uso de la luz natural tanto en interior como exterior, dónde se hubo que recurrir a lentes fabricadas por la NASA para sus misiones a la Luna y adaptarlas a una cámara. Disfrutar 45 años más tarde de ésta película es fácil, y sigue asombrando su iluminación y fotografía, pero si se sabe lo que hubo que hacer y como hubo de hacerse para que el efecto fuera perfecto, pero conseguir algo así, en aquella época, con aquellos medios y de aquella manera fue tremendamente complicado.

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La película se desarrolla en la época de los jardines paisajistas, donde mediante lentes de aumento se van recreando las obras de grandes pintores de la época, como Watteau, Gainsborough, Hogarth, Reynolds, Chardin y Strubbs, todo acompañado con una OST que evoca un ambiente de cultura y nobleza. Por momentos, lo más parecido a ésta película puede ser un paseo por el museo con la mejor música de fondo.

La historia comienza en la Irlanda del siglo XVIII, dónde la primera escena, de un duelo, nos sitúa en el contexto de su protagonista, Redmond Barry, un joven enamorado de su prima que se ve obligado a huir a Dublín dónde se alista al ejército inglés. A lo largo del metraje acompañamos a éste personaje en su ascenso al éxito y su caída. Desde su alistamiento al ejército británico, las trampas con las cartas y caballeros, seducir y conquistar a una condesa para conseguir su ansiado título y perderse en los placeres autocomplacientes de la fama y el poder. Sin querer destripar la trama de su lucha de poderes os invito a todos a que la disfrutéis y os posicionéis en su favor o su contra.

Recomendaría ésta película a cualquier persona, siendo un género tan particular, con su aire pausado en algunos momentos, pero que como toda buen película, el tiempo vuela. Al fin y al cabo son mas de tres horas de una cinta biográfica que pese a todo, tanto su fotografía, como su banda sonora nos ayudarán a que ésto sea por momentos un auténtico placer. No resalta demasiado la trama, ni el guion, tampoco era la intención del director (ésta era una de sus características, no adaptar historias especialmente brillantes a conciencia), pero en cualquier caso no deja a nadie indiferente y hay algunos momentos realmente emocionantes y deja un poso para la reflexión sobre el precio de la vida, las expectativas, y la felicidad. La búsqueda del poder y la aventura es algo que el ser humano “lleva puesto”, creo que el la historia de Barry Lyndon se nos cuenta desde un punto de vista diferente y quizá mas amargo que no está mal tener presente hoy en día.

El director es una especie de máquina de proponer ideas y de experimentar con las sensaciones que éstas producen.” Stanley Kubrick.

Para la realización de éste artículo me he ayudado de Los archivos personales de Stanely Kubrick. Editorial TASCHEN y STANLEY KUBRICK Filmografía completa, Paul Duncan, TASCHEN.

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4 comentarios en “BARRY LYNDON, LA NASA Y NAPOLEÓN

  1. Gran artículo sobre una película que me recuerda mucho a mis años de estudiante de dirección de cine, aunque es verdad que desde aquella época ya no la he vuelto a revisar. Y por supuesto, tengo todas las películas de Kubrick en DVD. Aunque ya no me sirven de mucho, jeje. En fin, muchas gracias por unirte a nuestra web comunitaria y esperemos que sigas aportando cosas tan interesantes como esta. Gracias!

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