¿De verdad seremos mejores? (II)

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¿De verdad seremos mejores? (II) 1

 

2. El ciclo político.

 

Durante esta semana ha fallecido Julio Anguita, político comunista, republicano y federalista pero recordado con mucho cariño por personas de todas las ideologías, no por sus ideas, sino por sus convicciones. Es decir, no por su ideología, sino por su coherencia. También por su respeto al contrario.

Dos frases suyas pronunciadas en diferentes actos de su partido lo definen a la perfección. La primera de 1999 “Si hay creyentes recordarán que cuando le preguntan a Jesús si ha venido a traer la PAZ, él responde “yo no, he venido a traer la guerra”. Quiso decir que ha venido a perturbar. No queremos gente tranquila y drogada, sino despierta, que perturbe, que movilice.” Y no la recojo solo por su respeto a la religión sino también por su lucidez al reconocer el mensaje, bastante mejor que muchos cristianos en este caso. Cuánto me recuerdan estas palabras a la petición constante del Papa Francisco “Hagan lío.” La fe no es la paz del indiferente, sino la movilización del corazón.

La otra la pronunció en 2015 durante la asamblea local de IU de Coin. “Lo único que os pido es que midáis a los políticos por lo que hacen, por el ejemplo, y aunque sea de la extrema derecha si es un hombre decente y los otros son unos ladrones, votad al de la extrema derecha. Pero eso me lo manda a mi mi mandamiento, mi inteligencia de hombre de izquierda. Votad al honrado, al ladrón no lo votéis, aunque tenga la hoz y el martillo.” Qué más se puede añadir.

La referencia de Julio Anguita, como la de Adolfo Suárez evidencian aún más la necesidad de una clase política que debería retomar el sentido de su vocación y orientarla hacia el servicio público abandonando la tendencia de tenerla enfocada hacia la renovación de su cargo en el marco de lo que se conoce como el ciclo político. O por contentar a los principios de la minoría activa a que pretenden representar aunque, normalmente, todo queda en un juego de poder. El abandono de estas tendencias que no miran mucho más allá del beneficio propio o de los propios, en lugar del bien común y del futuro de la sociedad más allá de los años que dura una legislatura, serían, para mi, un claro indicativo de que después de esta pandemia seríamos mejores.

Podría dar ejemplos a izquierda y derecha, pero entonces los de izquierdas y los de derechas nos enzarzaríamos en discusiones partidistas. De hecho, una actitud dentro de este indicativo, sería que, por encima de nuestra ideología o posicionamiento político, aprendiéramos como ciudadanos a reclamar una administración de la cosa pública más eficiente y eficaz, por encima de los colores y los intereses particulares. De nuevo volvemos a un argumento recurrente, pero preciso, la necesidad de consensuar qué es y cómo podemos realizar el bien común. En este caso concreto mi propuesta es radicalmente contraria a cómo se desarrolla la política en este momento, los partidos y sus líderes deberían abandonar la mirada obtusa del mantenimiento del poder y, por su lado, la sociedad ser consciente que la democracia no consiste en votar y olvidarse, sino que mientras dure la legislatura, reclamar el cumplimiento de los programas, la consecución de los derechos y vigilar que se administre eficazmente.

(Julio Anguita como excelente exégeta)  http://piensachile.com/2014/03/el-gran-discurso-antisistema-de-julio-anguita/

(Julio Anguita indicando que mejor votar al político honrado por encima de las ideologías) https://www.youtube.com/watch?v=f_WOL_xX_T8

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7 comentarios en “¿De verdad seremos mejores? (II)

    1. Posiblemente sea más difícil en los partidos que en la sociedad, o en parte de la sociedad. Deberíamos aprender a canalizar nuestros derechos y nuestro control de la administración. Por ejemplo, la corrupción es un grave problema que muchas veces toleramos, o toleramos más si son “los nuestros”. Pero el problema de la corrupción no tiene colores y afecta a los servicios que recibimos, o mejor dicho, a los que dejamos de recibir.

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