La tierra de la traición
La tierra de la traición es la nueva novela de Arantxa Comes con Munyx Editorial.
Cuando comenzamos a leer una novela, sea del género que sea, se suele decir que el lector deja la mente en blanco y abandona su realidad. Si bien es cierto que la ficción ayuda a desconectar y envuelve, no es verdad que el yo-lector desaparezca fagocitado. Leer es un estado de ánimo, leer también puede ser buscar la intención del escritor y leer también es encontrar subtextos.
Lo que diferencia a las buenas novelas de las grandes es esta doble lectura, la de las capas, la que permite pasar de puntillas y disfrutar de una historia pero también poder volver a ella con otra perspectiva más proactiva y degustarla con los mensajes que subyacen entre líneas. La que puede enamorar a distintos tipos de lectores.
Con una prosa más detallista que en su anterior trilogía, la autora de La tierra de la traición nos da esta doble lectura. La historia arranca con la potencia que Comes ya nos ha brindado otras veces, el primer disparo que realizará será para defender la Memoria Histórica, pero también recibirán impactos los medios de comunicación o la separación de poderes. La educación, un tema recurrente de una manera u otra en la obra de la escritora, también tendrá un peso importante en el worldbuilding.
Para abordar esta nueva mezcla de géneros, ha optado en esta ocasión por capítulos cortos y por la tercera persona. Su sello sigue ahí, intacto, pero emplea otro disparo para otorgarle una velocidad diferente a lo que nos quiere tansmitir con sus nuevos y variados personajes. Unos chavales que dan visibilidad a múltiples realidades y que le dan un valor fundamental (ellos y sus familias) a la trama. La novela la construyen sus apellidos, en el pasado y el presente.
Aún construyendo un país y un mundo alrededor de la intriga, Arantxa sabe ir a lo mollar, pese a manejar los giros argumentales a la perfección, no busca un gran truco ruidoso final, tras la resolución del conflicto no están Merry y Pippin con un falso dragón vacío por dentro que engañe a los presentes: la conclusión no intenta un artificio, prefiere la atención genuina. El suspense puede ser uno de los motores, pero es solo una de esas capas, una muy bien construida, pero no el objetivo. La vida, al final, aunque puede ser cruel, siempre es mucho más sencilla y natural.
El estilo es una delicia, ayuda a viajar hasta Brisea, a entender las emociones de cada uno de ellos y, como decía, influye en nuestro estado anímico. Si leer es un estado de ánimo, con La tierra de la traición, viviremos una montaña rusa de sentimientos. La narración es un valor añadido en esta batalla por la libertad individual y colectiva, por la verdad.
El libro abre interrogantes continuamente, los que les surgen a los protagonistas y los que interpelan al lector indirectamente. Y deja patente la importancia de los símbolos, hoy más que nunca, porque los referentes, los líderes, son fáciles de destruir, pero las ideas no.
Como siempre, la autora envía un mensaje de esperanza.
Gran artículo Álvaro. Está muy bien escrito. Muchas gracias por la recomendación y por seguir aportando tu granito de arena.
Vaya. No conocía a esta autora, pero parece que merece la pena leerla.
Recomendarias empezar por esta novela o por la trilogía anterior que comentas?
Gracias por el descubrimiento de antemano! 😉
La trilogía es fantasía distópica (El Don de la Diosa), este libro es el primero de una bilogía más ligera y cercana.