Recuerdos de Postguerra: El médico que salvó mi vida

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En estos meses de confinamiento, debido a la pandemia del Covid-19 que estamos sufriendo, con el padecimiento de muchas familias tocadas en muchos aspectos, me han venido a la memoria unos recuerdos de la época de Postguerra donde en España muchas familias lo pasaron muy mal y especialmente mi familia.

Yo nací en el año 1947, ocho años después de que finalizase la Guerra Civil (1936-1939), en la que una parte del ejército se sublevó contra el Gobierno legítimamente constituido de la Segunda República.

Cuando tenía unos cuatro o cinco años, en ese tiempo de mi niñez, recuerdo nítidamente acontecimientos que no he podido olvidar. Uno en especial es cuando encarcelaron a mi padre por sus ideas políticas y porque fue alcalde republicano en el pueblo de Nerpio (Albacete) cuando estalló la guerra. Al finalizar la contienda, sin haber hecho nada de todas las barbaridades que se les acusaba a los republicanos ya que ni siquiera estuvo en la guerra, lo juzgaron y lo encerraron durante cuatro años. Finalmente, gracias al cura del pueblo que era amigo suyo y que testificó a su favor, pudo salir libre pero con la condición de no quedarse en Nerpio y de ser desterrado a Valencia, además de despojarle de todos sus bienes.

Mis padres se vinieron a Valencia con tres hijos y sin saber cómo podrían sobrevivir en una ciudad desconocida para ellos.

Yo era la cuarta hija en aquellos momentos, era poco comedora y estaba delicada de salud por lo que mis padres decidieron dejarme en Nerpio al cuidado de una hermana de mi madre, mi tia Adela.

retrato fina y pepe
Yo, con unos 9 años junto a mi hermano Pepe

Recuerdo el horror que pasé con mis pocos cuatro o cinco años en unos tiempos en que había poca comida. A pesar de la escasez de alimentos mi tía Adela siempre procuraba que yo comiera, incluso ella prefería no comer dándome su comida. Mis primos, más mayores que yo, se dieron cuenta de ello y buscaron una solución: cuando no estaban sus padres en casa me encerraban en una habitación y me pegaban todos los días, para que cuando su madre me daba su comida yo le dijera que no tenía hambre y no cenara. Acabé teniendo pánico cada vez que veía a mis primos.

Pero todo no fue malo. En aquel tiempo de hambre conocí a una joven pareja que tenían una niña de unos dos años, era el nuevo médico del pueblo con su mujer y su hijita.

Por las tardes yo iba a jugar con la niña y me tenían preparada una merienda para que merendase junto a su hija. A mí me daba vergüenza, pero siempre me decían que así su hija comía más y yo merendaba.

Un día Don Antonio, el médico, me dijo:

– Cariño, ¿tú no tienes a nadie con quién te puedas ir y que puedan cuidarte?

Yo le dije:

– Tengo una tía, hermana de mi padre, en Huescar (Granada) que creo que sí que me podría acoger.

A lo que me contestó:

– Vale, te voy a pagar el viaje de ida en el autobús y si te quedas en casa de tu tía bien, pero si no puedes quedarte yo le pagaré al chofer el viaje de vuelta a Nerpio.

El médico escribió una carta para que el conductor del autobús (en el que yo viajaba a Huescar) se la entregase a mi tía María. Cuando mi tía la recibió y leyó la carta nunca se me olvidará su cara de sorpresa y, por supuesto, tal y como yo pensaba, me quedé a vivir con ella, con su hija Maruja y con mi hermana Alejandra (que vivía con ellas desde que tenía tres años).

Dos años tardé en recuperarme porque mi cuerpo rechazaba la comida y no podía casi ni ingerir alimentos.

Recuerdos de Postguerra: El médico que salvó mi vida 1
Yo con mi hermana Pili y mi cuñada Carmen

Escribo estas vivencias porque nunca he podido olvidar a aquel médico y su familia que no me conocían ni a mí ni a mis padres, y que tuvo la grandeza humana de ayudarme y pagarme el viaje a Huescar para lograr que yo pudiese salvar mi vida.

Como he dicho al principio, ante lo mal que lo han pasado (y siguen pasando) muchas familias -con el fallecimiento de sus seres queridos y la situación adicional de la falta de trabajo y de hambre- mi mente ha viajado hasta ese episodio tan importante de mi infancia, el cual marcó el rumbo del resto de mi vida.

También ahora, como en su momento hice con el médico y su familia, quiero darle las gracias a todos los médicos, enfermeras, personal de limpieza y demás agentes sociales (cajeras, bomberos, policias, etc.) por la labor tan encomiable que están haciendo por todos nosotros.

¡¡ MUCHAS GRACIAS ¡¡

 

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9 comentarios en “Recuerdos de Postguerra: El médico que salvó mi vida

  1. Gracias Fina por esos recuerdos, una época durísima la que tubisteis que pasar. Ahora mas que nunca conviene acordarse que no hace tanto de esa época, y que a esa gente buena de corazón es a quien hay que estar apoyando siempre. Un abrazo y espero que compartas mas recuerdos asi.
    .

  2. Enhorabuena, es Usted muy valiente por atreverse a contar la historia de su vida. Tiempos difíciles de verdad. Lo malo de las guerras no son solo el hecho de la guerra en si, muerte, destrucción e injusticias, también todo lo que sucede después y el rastro que deja en la gente y sobretodo de los niños.

  3. Fina mil gracias por tu historia, siempre a sido súper humana y ahora tengo más claro aun por qué, yo soy de las que piensa como tú, que gracias a esos profesionales que sobrepasan la línea de lo profesional a lo personal hacen un mundo mejor.
    Y por último aunque sé que tú historia no tiene ninguna connotación política, quiero decir que es una lastima que esas historias por verguenza, miedo o en otros casos por ser unos estómagos agradecidos … no se trasladen a los jóvenes para que sepan cual fue la realidad de unos muuuuchos y asi que dejen de vivir en la ignorancia. Porque quién no aprende del pasado esta condenado a repetirlo en un futuro. Besooooos

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